lunes, 3 de marzo de 2014

31 canciones, de Nick Hornby. O cómo tener una buena conversación sobre música




Ficha (extraída de la web de la casa del libro):
Título: 31 cancions
Autor: Nick Hornby
Nº de páginas: 160 págs. 
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: ANAGRAMA 
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788433970428

Sinopsis (extraída de la web de la casa del libro):
El Rey -Elvis Presley- dijo una vez que la música es algo que te hace mover por dentro y por fuera. Y Nick Hornby escribe sobre las canciones que le hacen mover y le conmueven, las que amó alguna vez y las que ocupan un lugar significativo en la banda sonora de su vida. Comienza con Teenage Fanclub, «Tu amor es el lugar des de el que vengo», y termina con la espléndida Patty Smith y su mítica meada en el río. Y entre los unos y la otra, canciones de Van Morrison -Hornby quisiera que en su funeral tocaran Caravan-, de Bob Dylan, de Bruce Springsteen -ha escuchado Thunder Road cientos de veces, y fue la canción que le hizo desear ser escritor-, de Badly Drawn Boy, lan Dury, Nelly Furtado... Hornby intenta definir aquello que hay en la música pop que nos toca tan intensamente, como ninguna otra música puede hacerlo, y quizá su libro no sólo es una crónica de canciones, sino también de instantes, de revelaciones, de recuerdos ligados a estas músicas tan perecederas, tan fugaces, tan irreemplazables. «Una parábola maravillosa y nada pretenciosa sobre el poder de la música, una lectura intensamente placentera» (Vicki Green)

Opinión:
Dicen que la música no se puede explicar. Si lo que se quiere decir con esto es que no se puede poner una sonata de Chopin en palabras entonces es cierto. Pero sí creo que se puede explicar qué nos produce la música. E incluso, si nos estamos refiriendo a música acompañada con una voz que entona una letra escrita, también se puede explicar con un enfoque literario, histórico y social. Por eso tengo pendiente en este blog no sólo reseñar novelas, sino hablar también de cantantes y música. Pero eso será más adelante, no conviene que nos desviemos. Ahora la pregunta es: ¿se puede hablar de música en general y de canciones pop más concretamente y decir algo interesante? Sí. Nick Hornby lo consigue, en esta obra que lleva por título 31 canciones.

El título ya es muy explícito: en capítulos breves hablará de 31 canciones de las cuáles Hornby cree que tiene algo que decir. Porque las canciones son el hilo del cual tirar y así tener pie para hablar de, por ejemplo, cómo le gustan que sean los solos de guitarra algo que, según Hornby, deben reforzar el sentir de la canción, y no ser un alarde independiente de virtuosismo egocéntrico—. O también nos contará qué le parece la temática de la canción o de la evocación que le provoca. Pero no se queda únicamente en comentar cuestiones musicales, de hecho éstas son las menos en el libro. Porque 31 canciones no es una vivisección de piezas musicales, en ningún momento se asume el papel de crítico musical, ni pretende sentar cátedra ni hacer una lista buenas canciones. Hornby habla desde lo personal, y por lo tanto desde lo personal está configurado el lista de piezas musicales. Así, en ocasiones, nos irá desgranando vivencias biográficas —aunque el libro tampoco cae mucho en esto, y él mismo explica por qué en la primera canción que comenta—, o se pondrá a reflexionar sobre otros asuntos de cariz artístico—como cuando dice que encuentra sobrevalorado reflejar el mundo duro y bronco en el arte (1)—, o nos contará la importancia de escuchar una canción en el momento idóneo de tu vida para que la canción te llegue más hondo (2). Porque una canción, como demuestra Hornby, te puede llevar a reflexionar sobre muchas cosas.

Y todo esto contado de forma coloquial, de tú a tú, sin pedanterías en su pluma. Como tampoco hay pedantería en su concepción musical. ¿Saben aquella frase famosa de “It’s only rock and roll. But I like It”? Pues se podría aplicar a Hornby. Es sólo música pop, pero le gusta. De la canción Pissing a River, nos dice que “es una canción pop, en otras palabras, y como un montón de otras canciones pop, es capaz de prácticamente casi todo”. En varios capítulos hace una defensa de lo simple y de lo popular, no es necesario recargar barrocamente las canciones ni tener grandes pretensiones para hacer una gran canción.

Y así he ido pasando las páginas de esta obra, leyendo sobre qué le gusta a Hornby y por qué y disfrutando de sus explicaciones. Lo cierto es que, mientras leía el libro, iba buscando por curiosidad las canciones en youtube y, al escucharlas, debo decir que no sentía la misma emoción y entusiasmo que Hornby sentía. Muy pocas me han gustado. Pero la coincidencia o no en el gusto es completamente irrelevante para disfrutar del libro —y creo innecesaria dar ahora una charla sobre la subjetividad del gusto—, lo interesante de la obra es, como he dicho anteriormente, a dónde nos lleva tirando del hilo de cada canción, y las diversas reflexiones que Hornby va desgranando.

No conocía a Nick Hornby, es el primer libro que leo de él, y el más atípico. En 31 canciones nos cuenta  cómo la música ha influido en su obra narrativa, haciendo referencia a algunas de sus novelas, como a Alta Fidelidad. Este libro ensayístico ha estado muy bien, así que estoy abierto a leer cualquier novela suya.

Puntuación: notable
Te gustará si te gusta mucho la música, y te encantan las recomendaciones (pese a que Hornby no recomienda nada en realidad), o que alguien te hable de su relación con algún arte.
Fragmentos: 
(1) Yo no necesito que me convenzan de que la vida da miedo. Tengo cuarenta y cuatro años y todo ha resultado ya suficientemente terrorífico, no necesito que nadie intente arrancarme de mi complacencia. Los amigos han empezado a morir de enfermedades incurables, dejando atrás a sus seres queridos, en algunos casos niños pequeños. A mi hijo le han diagnosticado una discapacidad grave y no sé qué le deparará el futuro. Y, por supuesto, en cualquier momento existe la posibilidad de que un lunático estrelle un avión contra mi casa, o contra una central nuclear, o intente echar algo en los depósitos de suministro de agua o en nuestros trenes subterráneos que nos vuelva a todos negros mientras los riñones se nos resecan. Así que permitidme que halle complacencia y seguridad donde pueda, y haced el favor de perdonarme si no quiero oír <<Frankie Teardrop>> ahora mismo.

(2) Pero más incluso de lo que lamento agotar la veta en todo lo que vale (o lo que vale para mí), lamento no haber oído nunca ninguna de esas canciones a la edad adecuada, en el año correcto. ¿Cómo habría sido escuchar <<Like a Rolling Stone>> en 1966, teniendo diecinueve o veinte años? Oí <<White Riot>> y <<Anarchy in the UK>> en 1976, con diecinueve años, pero la enorme fuerza que aquellos discos tenían entonces ahora se ha perdido en su mayor parte.

6 comentarios:

  1. Pues me gustan bastantes de los grupos/cantantes mencionados en la sinopsis, así que le daré una oportunidad al libro.
    Besos:)

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  2. Este ensayo-novela me gustó mucho, después me acerqué a la narrativa convencional de Hornby y me decepcionó un poco. Supongo que será cuestión de afinidad con el tema. Como dices, es tan contagiosa la pasión del autor por ciertas canciones que decepciona un poco escucharlas. Pero es lógico, porque a la música se le añade la vida y el resultado es un cóctel único: nadie vive una canción del mismo modo. Hablo de personas con cierta sensibilidad y de música con ciertas pretensiones, claro.
    Saludos, un blog muy interesante.

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    1. Yo aún no me he asomado a la narrativa de Hornby.
      De acuerdo contigo en que lo de la música es muy personal, pero me gusta asomarme a lo que despierta en otras personas (aunque a mí me deje frío esa canción).
      Gracias por pasarte por aquí y comentar :)
      Un saludo.

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  3. Algo que no hice para escribir sobre Alta Fidelidad fue buscar información del autor, cosa que sí me han dado ganas de hacer leyéndote. No suelo leer ensayo, pero por lo que cuentas, éste es uno de los que leería. Y casi seguro que tampoco me gustan las canciones de las que habla, pero estoy de acuerdo contigo en que eso no es impedimento para entender lo que otra persona puede sentir con ellas.
    Por cierto que leyendo cosas del autor, me han dado ganas de ver las adaptaciones al cine de sus otras novelas (la última incluso ha sido comprada por Johnny Deep xD).
    También me gusta que el estilo de escribir sea tan directo, tan aparentemente sencillo, Alta Fidelidad me resultó muy fácil de leer por eso.
    Un beso!

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    1. Yo también tengo la intuición de que te gustaría.
      Yo ni puedo comparar las adaptaciones al cine porque, si bien dije en esta entrada que leería algo más, aún no he podido ponerme a ello XD
      A Alta Fidelidad le tengo ganas :)
      ¡Un abrazo!

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