viernes, 27 de marzo de 2020

Cuarentena

Sé que debería volver con una nueva reseña, y de hecho la tengo ya acabada. Pero hago un alto en el camino por el Coronavirus.

Espero, apreciados lectores, que lo lleven lo mejor posible.

En mi caso lo llevo bien. O al menos, todo lo “bien” que se puede llevar, que también hay momentos negativos. Pero creo que tengo cierta ventaja: soy introvertido —me consta que los extrovertidos lo están llevando peor, o eso me dicen—, y mis placeres son solitarios. Así que me dedico, y con más tiempo, a leer, a estudiar cosas necesarias, a rebajar mi listado de películas y a otras tarea pendientes que tenía en casa. A veces sí caigo en añorar tareas del exterior, o cosas que quería  visitar desde hace tiempo y el confinamiento me las recuerda. Como mínimo, nos comemos recluidos parte del mes de abril. Pero rápidamente pienso: las cosas del exterior son imposibles, no está en mi mano realizarlas. Así que, al tener menos opciones por causa mayor, menos remordimientos por lo que no hago en el exterior, y más valor le doy a lo que sí estoy haciendo confinado en casa.

Ya digo que soy introvertido, y filólogo

Aunque mentiría si dijera que los primeros días lo llevé tan “bien”. No hice apenas nada, no lograba concentrarme en nada, y hasta me enfadaba conmigo mismo por desaprovechar el tiempo. Demasiado pendiente de las redes, demasiado enfadado con los grupos de whatsapp, con la de bulos y vídeos y porquería informativa que me llegaba, con sus teorías de la conspiración. Y cierta morralla que va de activista, usando esta pandemia como escaparate. Lo cantaba Joaquín Sabina en una canción: “En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas”. En estos días la actividad ha bajado un poco en el whatsapp, por suerte. Pero sobre todo, me da más igual las gilipolleces del whatsapp, abro los grupos, no leo nada, y los cierro. Ya tengo asumida toda esa morralla. Lo malo también está lo de detenerme a pensar en el futuro. Y eso no se ha quedado en los primeros días, aún sigue. Le doy vueltas a días, a ratos.

Pero en general, lo llevo lo mejor posible. Es un momento duro el que estamos viviendo, pero lo intento exprimir lo máximo que pueda. No porque crea en las chorradas del pensamiento positivo, que me parecen una frivolidad inhumana muchas veces. Sino porque creo que es lo más sensato, y lo mejor que podemos hacer para nosotros.

¿Y ustedes? Si alguien me lee ¿qué tal lo llevan?