Ficha
Título: Això és una altra historia
Título original: That was then, this is now
Autora: Susan E.Hinton
Editorial: Alfaguara
Editorial: Alfaguara
Lengua: catalán
Lengua original: inglés
Traducción: Elisabet Cabeza
Nº de páginas: 132
Sinopsis (copiada de la contraportada y
traducida al castellano por mí)
Bryon y Mark han vivido desde pequeños como si fueran hermanos. Han compartido la
pandilla, las peleas en la calle y un montón de experiencias de todo tipo.
Ahora ya tienen dieciséis años y su
mundo gira alrededor del juego, la violencia y las drogas, pero también del
amor y la amistad. Sienten que algo está cambiando, que nada vuelve a ser como
antes: a partir de ahora cada uno tendrá que elegir su propio camino, y muy
diferentes al parecer.
Opinión personal
Sí, Susan E.Hinton es una autora por la
que siento predilección. Ya reseñé elogiosamente Rebeldes y La ley de la calle,
y como no hay dos sin tres, me apetecía volver a escribir acerca de otra novela
suya: Això és una altra historia. Así
se titula en catalán, que fue el idioma en el que la leí, pero la pueden
encontrar en castellano y también publicada en Alfaguara bajo el título de Esto
ya es otra historia. En caso de que alguien la haya leído en el idioma de
Cervantes, no se sorprendan si mis citas no son exactamente iguales, ya que las
he traducido de la edición catalana yo mismo. Tampoco haré ningún spoiler que
se considere relevante, pero si son unas personas extremadamente recelosa —muy
muy recelosa— de los spoilers no les garantizo nada. Así que abro La posada del
lector y pasen si lo consideran oportuno.
Como les conté en su entrada pertinente,
Susan E.Hinton debutó con Rebeldes, siendo adolescente, en 1967. La ley de la calle, su tercera novela,
la publicó en 1975. Y entre medias de ambas, en 1971, publicó la novela que nos
ocupa hoy: Això és una altra historia.
No será baladí el hecho de que esta novela esté entre medias de las otras dos
citadas, aunque volveré a eso más adelante. Y también debido a las otras dos
obras citadas conviene detenerse en el título, ya que tampoco está traducido
literalmente. Rebeldes originalmente
se titula The outsiders; La ley de la
calle es Rumble Fish; y Esto es otra
historia se titula originalmente That was
Then, this is now —Aquello era entonces,
esto es ahora—. ¿Qué le pasó a Alfaguara con los títulos de las novelas de Hinton? No tengo la respuesta, porque
además los títulos originales no son intraducibles ni suenan mal. Y más en el
caso de esta novela, en la cual la frase de “Aquello era entonces, esto es
ahora” sale citada hasta en dos ocasiones.
Pero vayamos ya con la novela en
cuestión. El personaje protagonista y narrador es Bryon —sí, han leído bien,
Bryon, y no Byron, la semejanza hasta se comenta en la obra—, un adolescente de
16 años cuya vida discurre en compañía de su hermano adoptado Mark. Bryon y Mark se llevan mejor que muchos
hermanos de sangre, son hermanos en el sentido más fraternal. Una compañía que
data desde la infancia, desde antes de que la madre de Bryon adoptase a Mark.
La madre es una mujer muy piadosa, ya
que como comenta Bryon “hubiera querido tener cien hijos, pero sólo pudo tener
uno, de aquí viene que hasta que no pudo tener a Mark se tuvo que contentar con
alimentar todos los gatos de la calle”. Pero como ya sucedió en las otras dos
novelas de Hinton que reseñé, el personaje adulto de la madre queda en un
segundo plano. Gran parte de la novela se la pasa ingresada en el hospital, y
cuando está en casa tampoco es que se ponga mucho el foco en ella. Ni siquiera
se le cita el nombre, siendo “la madre”, a secas. Serán los personajes
adolescentes en general —no sólo Mark y Bryon— quienes tendrán más protagonismo
en la novela.
Llegados a este punto, ya se puede
desvelar la temática: Això és una altra historia nos habla de maduración, de crecimiento
personal, de encaminarse en esta cosa tan complicada llamada vida. Pero nuestras
acciones no sólo nos repercuten a nosotros, también a los demás. Y en ese
crecimiento personal están Bryon y Mark. Pero no parece que vayan creciendo en
la misma dirección. A medida que van pasando los capítulos y los
acontecimientos, Mark irá fluyendo bien en ellos, adaptándose sin problemas a
las dificultades. Pero Bryon no y empezará a verse afectado y a pararse a pensar
si debe considerarse normal lo que está sucediendo. Estamos ante la historia de un distanciamiento
entre dos hermanos.
Mark y Bryon no son iguales, aunque en
un primer momento la distinción no es que sea muy acusada (1), y ambos
personajes son totalmente compatibles e hijos de un mismo ambiente. Un ambiente
que Hinton sabe recrear muy bien: el de los bajos fondos, billares, bandas
callejeras y jóvenes adolescentes que caen en la delincuencia. En definitiva,
el ambiente que había en Rebeldes. Literalmente. Ya que se comparte el mismo
marco territorial-ficticio de su primera
novela, e incluso habrá cameos. Sí, volveremos a ver a Ponyboy Curtis —aunque
su aparición sabe a poco—, y también a los hermanos Shepard: Tim y Curly. La ciudad
no se nombra, pero probablemente sea Tucsa —la ciudad en la que nació y creció
Susan E.Hinton—. Por lo tanto, si recuerdan Rebeldes, no es de extrañar que la
violencia se respire en las páginas de la novela. Y no sólo porque la haya explícitamente, también está latente. Se cita la presencia policial en alguna ocasión, y se
percibe la crudeza de las calles. Drogas y alcohol también harán su presencia,
y todo esto con unos personajes que tienen entre trece y dieciséis años. Sin
embargo, pese a la dureza que se muestra en la novela, la pluma de S.E.Hinton
se recata en algo: el lenguaje. No hay insultos explícitos, y en ocasiones se
dice que tal personaje dijo un taco, pero sin especificar cuál. Así, se leen
cosas como “Mark dejó escapar un comentario de lo más desagradable, pero yo no
podía ni enfadarme”. O “Curly dijo
algunas cosas más que ahora no repetiré”. Ahí la autora echa freno, como
también lo echa con el sexo. Sí, los personajes tienen relaciones sexuales,
pero se nombran de pasada, sin que haya ninguna escena descrita.
Después de Rebeldes, Susan E.Hinton publicaba Esto es otra historia |
Ya ven, el ambiente geográfico y social de
Esto es otra historia es el mismo que
Rebeldes. Pero ha pasado un tiempo
desde la historia que nos contó Ponyboy. ¿Meses? ¿Un año? ¿Dos? No se especifica. Pero
hay una pequeña diferencia social desde entonces. Aquella rivalidad de socs y
greasers ha quedado algo atrás, con la irrupción de una nueva tribu urbana: los
hippies.
De todas las novelas que he leído de
Hinton, ésta es la única en la que el contexto político tiene algo de relevancia.
Algo. Sin ir más allá de que un personaje, Charlie, recibe una orden de
reclutamiento; y sin ir más allá de la presencia de los hippies. Si han leído Rebeldes quizás recuerden a aquel soc
llamado Randy. Bueno, pues también hará un breve cameo y nos lo encontraremos
convertido en un hippie, quizás arrepentido de su pasado como soc. En esta novela
conduce la típica furgoneta Volkwagen y lleva en ella a los dos hermanos al
hospital a visitar a la madre. Porque hay un detalle que la autora no deja
pasar desapercibido: los hippies suelen ser en su mayoría chicos de clase alta,
tal es el caso de Randy. Este fragmento me parece revelador —y sigue siendo tan
vigente en nuestros tiempos presentes—:
Iba a un instituto grande. Cada año se graduaban unas setecientas personas de la clase de los grandes que era la más pequeña, o sea que os podéis imaginar cómo era de grande. Iba gente de una parte muy pobre de la ciudad, la nuestra, y de una parte bastante rica. Esto puede traer problemas. Y trajo, al menos, cuando los niños <<pijos>> apaleaban a los más <<tirados>>, pero ahora, con todo el rollo del amor, la paz y la armonia, las peleas habían disminuido. Además, ahora era difícil distinguir a los <<pijos>> de los tirados. Ahora los tirados llevaban flequillo, los cabellos peinados hacia atrás —Mark y yo también—, y los <<pijos>> intentaban parecer pobres. Llevaban tejanos y camisas viejas por fuera de los pantalones, tal y como siempre habían ido los más <<tirados>> porque no se podían pagar nada mejor. Había una cosa, sin embargo: con esas cazadoras de piel y aquellos pantalones con la etiqueta Levi’s, ahora aquellos chavales se gastaban para parece pobres las mismas pelas que antes se gastaban para parecer ricos. Era de locos. Había otra locura que descubrí el lunes. Soy espabilado y me ponen en la clase de los espabilados. La mayoría son <<pijos>>. Siempre se portaron bien conmigo, y yo había ido a unas cuantas fiestas a sus casas y siempre había salido con algunas de sus chicas. Siempre había pensado que les caía bien. <<Soy Bryon, grande, simpático y listo, y les gusto>>. Aquel día lo vi claro. Yo no les gustaba. La verdad era que probablemente les daba miedo. Pero yo era un <<blanco pobre>>, y ellos eran <<liberales>> y, por lo tanto, me invitaban a las fiestas, por que todo el mundo pudiera ver qué buena gente eran.
Y al fin y al cabo, no importa que S.E.Hinton
no entre a analizar la guerra de Vietnam. Ni tampoco son las referencias
socioculturales de la novela—el
hippismo, Vietnam, las comunas, el LSD—las que dan valor, pues éstas van perdiendo relevancia década tras década. Nada de eso se echa en falta. El
valor está en unos buenos personajes y cómo lidian con sus circunstancias, así
como también en una buena historia. Y en la mirada de Hinton. Hay quien dice
que Hinton pecó de moralista con esta novela, por su condena a las drogas y por
la opinión desfavorable que se muestra del hippismo. No considero que la autora
llegué a demonizar a los hippies, ni a culparlos. Pero sí parece que para
Hinton el hipismo no es más que una válvula de escape desesperada a la que se
aferra la juventud. Un camino fácil y equivocado (2). Será el caso de un
personaje importante en la obra: M&M —sí, se llama así por los caramelos
M&M—. Un buen chico, bondadoso, sensible, que encuentra dentro del hippismo
una tabla a la que agarrarse. ¿Dónde parece estar el foco del conflicto para
Hinton? En la pobreza, en el abandono social y en la ausencia de expectativas.
En varias ocasiones se hace referencia a la falta de dinero, que condiciona la vida de Bryon y Mark. Y el ingreso en el hospital de la madre, teniendo en cuenta cómo
es el sistema sanitario en EEUU, agrava aún más el problema (3). Hasta el punto
de que para ir a visitar a la madre tendrán que tirar de autostop. Y ante tal panorama
social ¿qué pueden hacer los jóvenes? La empatía de la autora hacía ellos es
evidente en la novela (4) y, en general, en todas las obras de la autora. Susan
E.Hinton inauguró el género de realista juvenil, y su clave fue saber meterse
en la piel de los jóvenes. Así, con el personaje de M&M, también veremos cierto conflicto generacional padre/hijo. Y la empatía, claro está,
recae en el joven hippie. De los padres de M&M, por cierto, tampoco se
dicen los nombres.
Entre socs y greasers, emergen los hippies, algunos son socs reciclados |
Ya lo comenté en la entrada de Rebeldes: se nota la mirada cercana de
Hinton, sin esa distancia que sí percibo en otros autores de literatura de
juvenil. Y como también comenté, uno de los recursos de los que se sirve Hinton
es que sabe dar breves pinceladas informativas en su cortas novelas —once
capítulos en poco más de cien páginas en la que nos ocupa— que resultan
eficaces y ayudan a hacerte una idea de cómo es el personaje. Y serán los
personajes los que hagan avanzar la novela, de forma natural, por una
combinación de decisiones personales y azar. Un azar bien hilvanado, creíble.
Tan creíble que sientes que es la propia vida. Bryon, al final de la novela, se
preguntará acerca de este azar. Se preguntará “y si...”. Los “y si…”. ¿No se
los han preguntado alguna vez, queridos lectores? ¿Jamás ha tenido un “y si…”
rondándoles por la cabeza al recordar el pasado? Si aquella tarde no hubiera
salido de casa, si no hubiera leído tal libro, si no hubiera decidido hacer X,
si Fulano no hubiera aparecido por casualidad en aquel lugar… Pequeñas cosas
que lo cambian todo. Porque creo que vivir nos lleva, indudablemente, a tener
esos condicionales. Y Bryon los tendrá.
Detengámonos en Bryon. Como he dicho
anteriormente, la novela que nos ocupa fue posterior a Rebeldes, pero anterior a La
ley de la calle. Así que Esto es otra historia está a caballo entre
ambas novelas, pero no sólo cronológicamente. Haciendo un breve ejercicio
comparativo rápidamente se advierte que esta novela no tiene la candidez de Rebeldes, ni ese mensaje final tan abiertamente optimista. Pero tampoco
alcanza la cota de pesimismo y de falta de perspectiva vital de La ley de la calle, quedándose así en un
punto intermedio. Y esto que se aplica a la novela también se aplica
particularmente con Bryon si lo comparamos con Ponyboy Curtis de Rebeldes y Rusty James de La ley de la calle.
Bryon y Ponyboy son dos adolescentes
inteligentes que sacan buenas notas, a ambos les gusta leer y ambos son de
clase baja en una familia que pasa apuros económicos. Sin embargo, a Bryon se
le ve un chico más seguro y sin esa timidez que caracterizaba a Ponyboy, y con
una gran desenvoltura en sus escarceos amorosos —hasta el punto en el que se
vale de engaños, dicho por él mismo (5)—. No resulta, en definitiva, un personaje
tan tierno. Su ética llega a resultar dudosa, sobre todo al principio de la
novela. Sin embargo, Bryon irá evolucionando. Porque, pese a ser un chico rudo forjado
en las calles de Tucsa y con ese punto egoísta, llegará a plantearse cosas, y a
sentirse disconforme con unas situaciones que empiezan a sobrepasarle y que le
hacen plantearse cuestiones éticas.
En cuanto a Rusty James, en el personaje
de La ley de la calle no quedaba
mucho espacio para dudas y preguntas éticas. La ley de la calle plantea otra problemática distinta a las
decisiones éticas, y acaba resultando una defunción de la esperanza. Rusty
James quizás sea más parecido a un personaje como Mark. Sin ir más lejos, el
gran sueño de Rusty James era seguir creyendo en una épica idealizada de bandas
y camaradería. Un sueño que, de tan ideal, resultó irreal. Curiosamente, Mark al
igual que Rusty James también añora a las bandas.
—Ahora cada uno de nosotros tiene su propia identidad y no pasa nada —dije.Entendía perfectamente lo que él decía. Mark tenía la costumbre de pensar de la misma manera que yo. La diferencia era que él normalmente hablaba y yo no.— Sí, pero ¿no echas en falta la vieja rutina del <<todos para uno y y uno para todos>>? Es un poco triste cuando llegas a ese punto en el que ya no necesitas a la pandilla como antes.— También es una cosa buena —dije—, cuando descubres tu propia personalidad y ya no necesitas la que te da la pandilla.—Sí—suspiró Mark—, pero hay una diferencia. Y no sé cuál es.— La diferencia —dije tranquilamente— es que aquello era entonces y esto es ahora.
Y en fin, podría comentar más detalles.
Pero mejor no alargo más, que tiendo a enrollarme demasiado. Mejor descubran la
novela por ustedes mismos. O mejor aún: descubran estas tres novelas de Susan
E.Hinton y léanlas, a poder ser, en el orden cronológico de publicación.
Empiecen con Rebeldes, sigan con Esta es otra historia y terminen con La ley de la calle, ya que es
interesante compararlas. O léanlas en el orden que quieran. Pero leánlas.
Valoración: notable
Te gustará si te gusta la novela juvenil
realista, las historias de pandilleros de los bajos fondos, los años 60/70
Fragmentos
(1)
Bryon ya describe alguna diferencia al principio, pero por aquel entonces aún
no le importaba:
Yo era el jugador y Mark el ladrón. Éramos una pareja fenomenal. Sin embargo no había una cosa curiosa: Mark no veía nada malo en el hecho de robar y yo sí. No me importaba mucho que Mark fuera un ladrón, pero sentía que robar estaba mal; al menos, la ley lo castigaba. Pienso que Mark sólo se daba cuenta vagamente de este hecho. Robar era como un juego para él, una cosa que servía para divertirse y sacar provecho, y vigilaba que no le cogieran simplemente porque ésta era una de las normas. Así es como vivíamos, robando y vendiendo, intentando ahorrar y dinero comer a la vez.
(2)
Bryon hará esta reflexión sobre eso de ser tan libre como un hippie:
Pensé en eso mucho rato. Yo soy el primero en admitir que estoy enganchado de muchas cosas. Me parece que no me consideraré nunca libre del todo. Tampoco estoy seguro de considerarles libres a ellos.
(3)
Así estaban en casa:
Al día siguiente en la tarde, después de la escuela, Mark y yo fuimos a ver a nuestra madre. Acababa de salir de una operación grave, una de estas que cuestan tanto dinero. Nos vendimos el coche, un Chevrolet viejo, la tele, que era en blanco y negro, y todo lo que encontramos para vender, pero aún íbamos cortos de dinero.
(4)
No tenían un panorama muy halagador:
Yo pensaba en lo que dijo Cathy. No había nada más que hacer que ir arriba y abajo del Ribbon pese a vivir en una ciudad bastante grande. (…). Toda la gente mayor de la ciudad se quejaba de los chavales que conducían arriba y abajo. ¿Pero qué querían que hiciéramos? ¿Sentarse y contemplar las vigas que ellos seguramente hicieron siendo jóvenes? No, gracias.
(5)
El seductor Bryon
Yo era así. También decía una mentira si pensaba que se la iban a tragar, sobre todo a las chicas. Por ejemplo, decía que las quería y todas esas tonterías, aunque no fuera verdad. Tenía fama de seductor, de embaucador. Continuaba la tradición del viejo Lord Byron, en cierto modo. A veces me llegaba a sentir mal cuando pensaba en la manera tan desagradable como había tratado a algunas chicas, pero normalmente no me preocupaba.
Madre mía, tú tan de insistir con Susan E. Hinton y yo tan de pasar XDDD Quizá porque Rebeldes me gustó, pero no tanto como para animarme a leer más cosas de la autora... :P
ResponderEliminarInsisto porque en la adolescencia fue una autora muy importante para mí :) Y como obras son amores y no buenas razones, se merece como agradecimiento que la homenajee desde mi humilde blog.
Eliminar¡Un abrazo!
De casualidad,buscando el libro, di con esta reseña,la verdad que tengo mas ganas de leerlo aún,por desgracia lo veo imposible el conseguirlo por ningún lado,ni físico,ni digital...al final me quedare con las ganas una pena ya que soy un enamorado del pequeño universo que creo esta autora,en fin..gran Blog,un Saludo!!!
ResponderEliminarOjalá tengas suerte. ¿Has probado por las bibliotecas públicas?
EliminarUn saludo.
Pues es otra opción que barajar junto a rebuscar en algunas librerías de segunda mano,esto ultimo fue lo primero que se me ocurrió,intentare tener suerte,un saludo.
EliminarYo ese libro lo encontré en una tienda de libros usados hace años,era el primer libro que había leído de la autora y la forma en la que estaba narrada me encantó,vaya siempre me gustaron las historias de amigos,pero esta al final me dejó con una tristeza. Gracias a ese libro descubrí a S.E.Hinton hace poco leí rebeldes y lloré. La verdad le tengo mucho cariño a los libros de S.E.Hinton si tuviera que elegir entre los dos no puedo. Algunos dicen que rebeldes es mejor,pero como yo leí primero "esto ya es otra historia" pues no puedo porque los dos me traen diferentes sentimientos. Aún no he leído la ley de la calle, pero espero pronto hacerlo.Es una pena que en mi país esos libros no sean conocidos,rebeldes lo busque por mucho tiempo y nada,lo tuve que leer por internet.
ResponderEliminarS.E.Hinton siempre será de lo mejor en literatura juvenil, y sigue gustando pese a que ya ha pasado décadas.
EliminarNo sé de qué país eres, pero es una lástima que no los tengas disponibles :(
Ojalá encuentres pronto La ley de la calle.
Gracias por tu comentario :)
Un saludo.